Lugar donde puedes interiorizar, dando a conocer tus pensamientos, sin críticas, sin consecuencias ¿Motivo? poner todo del revés y después, ir colocándolo todo donde necesitas que esté, para poder recorrerlo sin perder el equilibrio.
Para mí, rincón lleno de luz, con zonas oscuras y otras, tremendamente oscuras, que necesito visitar, recolocar y si no es posible... Lo dejo. Siempre hay tiempo y no siempre es ese el tiempo adecuado.
Siempre flotando en medio de la nada y aún así…
atrapados en nuestros pensamientos nuestras ideas, las de los demás.
¿Por qué es tan difícil tomar conciencia de
nuestro haber?
Sí, tenemos un haber con nosotros y siempre nos
acompaña, esta en nosotros. Nacemos ya con ese haber, entonces… ¿Qué pasa con
nosotros cuando vamos creciendo?
Interpretamos todo bajo nuestra experiencia ¿Y qué
es la experiencia? Algo que nos pasó en el pasado. Algo que nos ayuda… tal vez
a movernos por el mundo y, a su vez… nos atrapa.
En nuestra mente, todo existe pero nos empeñamos
en dudarlo llamándolo sueños. Y tu dirás… ¡Qué fácil lo ves! No, no es fácil
¿Acaso lo he dicho en algún momento?
Pero dime…: ¿No merece la pena intentarlo? Si con
ello llegas a entenderlo… todo. Y como dice mi buen amigo Maikeru Tenshi acabas
sintiéndote: “Estúpidamente feliz”.
¡Rompe las cadenas que atrapan tus ideas negativas
de ti!
Si miras hacia fuera… sueñas. Si miras hacia dentro… despiertas.
¿Cómo poder vivir, sin soñar? Aunque si sueñas en exceso, terminas viendo una realidad que no es, motivo: miras demasiado hacia fuera.
También se me está ocurriendo… que si miras demasiado hacia dentro… terminas siendo –como diría mi hijo- muy místico.
Entonces ¿Cómo hacerlo? La primera vez que leí esta frase, me hice la pregunta. Ya que el soñar, imaginar qué queremos nos pase, es algo innato en el ser humano. Ya que soñando –creo- llegamos a saber lo que, de verdad nos gustaría disfrutar en la vida. Claro que esos sueños tienen que partir de nuestro interior.
Esa debe ser la diferencia. Tenemos que escuchar aquellos sueños que nacen de dentro, el primer impulso de nuestros deseos, nuestros sueños. No lo que imagina la mente que nos hará sentir bien. Un deseo que sale de nuestro pensamiento nos llevará a querer otro, una vez conseguido el anterior y así sucesivamente, no estando nunca a gusto, porque esos deseos serán o de algo material o de algún sentimiento caprichoso que no terminará de llenarnos. Volviendo a lo mismo de siempre, sentiremos frustración y nunca satisfechos.
Creo que hay que dejarse de dualidades –me explico- cualquiera que lee esa frase del principio, escogerá una de las partes, es decir: según su modo de ver la vida, creerá que lo mejor es estar siempre despierto o, por el contrario, que no hay que dejar de soñar.
Lo que tengo claro es que es peligroso dejar de soñar, quien deja de soñar pierde la ilusión de vivir.
Pero yo pregunto: ¿Se puede despertar sin estar antes… soñando? ¿Se puede soñar sin antes haber estado… despierto? Los extremos tienen que estar y existir, es tan sencillo como que tiene que estar el uno para que exista el otro y viceversa, no para que escojamos. Hayque tener conciencia de ello, para buscar el equilibrio que te permita vivir despierto… tus sueños.
Por tanto, es importante vivir el aquí y ahora como un niño. Sentir sin analizar. Escuchar aquellos sueños que surgen espontáneos para saber qué te hará feliz. La dualidad no existe si vives todo desde el instinto. Sin aferrarte a nada y desde el instinto: vivir entre sueños… despertares.
Cuando mejor me concentro en mi misma, es entretenida en mi día. En esto andaba, cuando me vino una idea de cómo intentar explicar el por qué en mi sentir de la vida. Esta inquietud por compartir algo, que a mí, me hace mucho bien.
Pienso, es más, siempre he creído que todas las sensaciones de amor, temor y emociones fuertes, fluyen desde cerca del ombligo. Porque a la altura del ombligo es donde tenemos nuestro centro energético. Desde donde nacemos, visto así… ¿Tiene algo de sentido?
A ver, cuando sentimos estar enamorados…:
¿Qué decimos que tenemos en el estómago?
Mariposas ¿No?
Y cuando percibimos un peligro…:
¿Qué sientes, antes incluso, de que tu corazón se acelere?
Aquello que decimos: “Y se me encogió el estómago”… ¿No?
Vale, mi explicación a esto (Que no sé si es la correcta y estará bien planteada, solo puedo decir que así lo vivo yo) lo que siempre he creído es que ahí –cerca del ombligo- es donde reside nuestro ser interior, instinto, intuición, etc. Cualquiera de estas palabras es válida. “Mi Pepito Grillo” lo llamo yo, porque desde ahí fluye toda nuestra energía.
Por tanto, esto nos lleva a pensar que algo de cierto hay en que tenemos un yo interior, que no dejamos crecer, porque esta nuestro yo exterior –“Yo de a diario” lo llamo-, reduciéndolo, para dominarnos con los miedos y las frustraciones, en todo momento.
¿Cuántas veces te has cortado de decir o hacer algo por miedo?
Sí, aquello de estar a gusto en una conversación (Por ejemplo) y no decir algo gracioso por miedo a que se rían de ti o no entiendan la broma.
Aquello de que se te cae algo que llevas en las manos, o tropiezas y, te “cortas”, sientes vergüenza y miras para los lados en busca de que nadie se haya dado cuenta. Esto son temores que, tu yo exterior tiene clasificados así y te hace siempre reaccionar de esa manera, dime.
¿Qué piensas cuando es a otro al que le ocurre?
Cuando es que tropieza… puede que te rías o, le ayudes ¿Y no es normal?
Lo es, es algo natural, las dos reacciones lo son. Todos nos tropezamos alguna vez (o incluso nos caemos) y siempre habrá el que se ría y el que intente ayudarte. Todos sentimos ante ello…: vergüenza. Por tanto, reacciona con naturalidad, no disimules y sé el primero en reírte, porque ese será tu yo interior. Él es natural y espontaneo siempre, y así busca que seamos.
¿No te sentirías más libre si, en esas situaciones, desapareciera ese miedo al ridículo?
Cuando un niño está aprendiendo a andar… se cae. Reacción: si no se ha hecho daño, se levanta y sigue intentándolo, si se ha hecho daño… es otra historia. Pero no siente ridículo, para él, aún es algo normal. Su yo exterior todavía no ha tenido una experiencia para clasificarlo dentro de la casilla: “vergüenza, te sientes ridículo”. Por tanto, claro que nos sentiríamos más libres sin esos temores.
Es decir, es la razón para que nuestro yo exterior nos haga sentir miedo y tenernos sujetos por nuestras experiencias pasadas que, en definitiva es eso: Pasadas. Ahora… es el: Aquí y ahora. Reírte… es tu primera reacción, cuando te ocurre algo de esto -aunque lo niegues… lo sabes- Ríete, sin mirar a los lados y veras como cuando mires no habrá a tu alrededor risas escondidas, te miraran sonriendo y, hasta puede que haciendo algún comentario de ánimo y, si no es así… ¿Qué importancia tiene? No te frustres, tú has conseguido no sentirte mal… ¡En ese instante! qué más da lo que piensen a tu alrededor. Lo que piensas tu, es lo que te hace libre o esclavo de ti mismo. A todos nos ocurren cosas “ridículas” alguna vez. Es algo normal, por tanto: naturalidad.
Bueno, me he extendido un poco en la explicación del ejemplo y no sé si he conseguido hacerme entender a dónde voy. Es complicado explicar sensaciones.
¿Cuántas veces te has dicho: “No si la primera intención… es la que vale”?
La primera intención fluye de una sensación, que desechamos cuando la filtramos a través de los pensamientos. Elegimos o reaccionamos sobre la experiencia pasada, en vez de fiarnos de…: esa primera impresión o reacción. Es decir, escuchamos y obedecemos a nuestro “Yo exterior” que por tener todo identificado y encasillado por lo vivido… nos guía con la intención de no sentir sufrimiento.
¿Qué ocurriría si hicieras caso a tu instinto?
Pues que cada vez se haría más fuerte, más seguro, más natural, más espontáneo y más sabio… ¡libre!.
¿Tú crees? Puedes dudar
Sí, respondo. Si preguntas esto, es porque has pensado en algún miedo o temor a algo. Dime:
¿Te estás sintiendo libre con dicho pensamiento? O por el contrario ¿No es una respuesta, por una experiencia pasada, que te hace ser esclavo de ti mismo? Tú eliges cómo quieres sentirte en cada instante vivido.
Sí, es complicado y muy difícil de conseguir pero merece la pena, te lo aseguro.
Solo puedo decir que desde que escucho y hago más caso a mi “Pepito Grillo” me siento más libre dentro de mí. Hago caso a esa primera sensación y paso de lo que piensen a mí alrededor. Soy así, ahora sí, es mi yo el que habla, se mueve, reacciona en la gran mayoría de mis instantes vividos. Y pienso que a quien le parezca bien… guay y, a quien no le guste como soy… pues que siga su camino. Eso estoy haciendo yo.
No daño a nadie, recuerda que todas las sensaciones (No reacciones) sensaciones fuertes fluyen del mismo sitio, por tanto, si actúas así… siempre sabrás qué hacer o decir para no herir a tu alrededor a nadie. Si te mueve algún sentimiento para hacer daño a alguien… será un “senti-mente” es decir ”Tu yo exterior” que por frustración, miedo a sufrir… reacciona.
No me daño yo –al contrario me siento feliz mucho más a menudo que antes- porque soy más libre y, siempre intento reaccionar con naturalidad ente cualquier situación. Por tanto… ¿No merece la pena intentarlo?
Si partimos de la base que nuestro ego no somos nosotros. Nuestro ego o “Yo de a diario” es ese ser exterior que necesitamos y es útil para movernos en nuestra sociedad y, a la vez, admitimos, escuchamos y hacemos caso a esa vocecita que nos habla al oído, para comportarnos con naturalidad, espontaneidad y ser sinceros con nuestro entorno… conseguiremos un equilibrio y una paz interior que nos hará más libres y más felices, sin más. Porque no nos influirá tanto lo que ocurre a nuestro alrededor.
Sí ¿Qué mejor compañía que la de uno mismo? Si te acostumbraras a tu presencia interior, si hicieras un esfuerzo por buscar un punto de encuentro con tu “Pepito Grillo” disfrutarías de una tranquila y silenciosa soledad que te reconstruiría. Que, poco a poco aprendería a escuchar lo importante de tu interior y, lo mejor, a identificarlo cuando hace acto de presencia.
Pero ¿Qué pasa? Pues que actualmente una persona solitaria es sinónimo de antisocial, rara o de mal carácter ¡Qué gran equivocación!
Nos empeñamos en rodearnos de gente “Amigos” con una sola intención: No sentirnos solos. Nos empeñamos en buscar diversión fuera, cuando nuestra imaginación, ganas de reír y ser feliz, son nuestras mejores armas para divertirnos. Porque, dime: Cuando piensas en salir una tarde o una noche ¿Para qué lo haces? Para sentirte bien, divertirte, es decir: reír, ser feliz. Por tanto, las ganas de reír, ser feliz… ¡Ya las tienes dentro! No es necesario que cada vez que desees esto, tenga que ser buscándolo en el exterior. No pierdes nada con probar a pasártelo bien, de vez en cuando, solo contigo.
Es muy distinto, claro que sí, no dije lo contrario. No tiene nada que ver, es estar contigo, en silencio y escucharte –te aseguro que terminas disfrutando de ello y disfrutando más aquellos momento en los que sales a buscar la diversión fuera ¿Cómo puedes disfrutar la compañía plenamente, si no has disfrutado de sentirte solo?-. Como decía, es estar en silencio y escucharte aunque no a tu “Yo de a diario”, no estás con nadie, no tienes que comportarte o ser de una manera, por ser lo correcto en ese instante de socialización, no. Por eso es tan genial. Puedes ser tú mismo. Puedes cantar a los cuatro vientos la letra de aquella canción, que solo lo haces en tu mente cuando no estás solo y bailar como te dé la gana o, sacarte un moco, nadie te ve (Son ejemplos para intentar explicar de qué se trata eso de ser uno mismo) Es aquello de que, no te dé miedo llegar a conocerte más a fondo, ya que… no te estás mostrando ante nadie, únicamente ante ti.
Escucha más allá de tu frente, escucha los pensamientos de esa intuición que tienes aletargada, porque no hay tiempo en tu ajetreada vida para prestarle un segundo de atención y ella, si la dejas explicarse… te hará sentir cada vez… mejor y, lo más, te equivocarás menos en tus elecciones si aprendes a tenerla en cuenta y le das unos minutos para hacerse entender por encima del charloteo de tu “Yo de a diario”.
Escucha tus sentimientos pero no tus senti-mentes. Una cosa es lo que percibes, que te lleva a sentirte bien o mal y otra los senti-mentes que tu lado pensante, a catalogado y clasificado para tenerte sujeto con los miedos y las frustraciones –que es lo que te lleva a no querer estar solo para no “escucharte”- profundiza, sintetiza y hallarás el modo de poder vencer tus miedos y tus frustraciones que no te dejan estar en pazy eres esclavo de ellos.
Analiza esos sentimientos para sintetizarlos en, un único fin: que te sean útiles para disfrutar de estar vivo, independientemente de si estas solo o acompañado. Sentirte libre.
¿Qué siento? ¿Qué puedo hacer para sentirme mejor? ¿Me importa tanto lo que me dicen? ¿Por qué? ¿Me ayuda, lo que me dicen o hacen, para estar feliz? ¿Cómo? ¿Para qué lo quiero cerca si no me hace feliz, si me tengo que comportar de una determinada manera para hacerlo sentir bien?
Estas son algunas de las preguntas que te puedes hacer para empezar a aprender a sintetizar lo que sientes y poder acallar miedos y frustraciones. Dará resultado si lo piensas desde tus sentimientos y no desde tu senti-mente, por tanto, no escuches, aparta los miedos y las frustraciones cuando te respondas. Escucha tu intuición, ella te dirá tu realidad interior. Esas primeras palabras que brotan son las que valen, quédate con ellas no las filtres con tu lado pensante. Agárralas según brotan y empieza a sintetizarlo todo desde ahí.
Aunque he aprendido que el tiempo no importa. Que el tiempo lo construyes tú, momento a momento.
Aunque sé que pensar en cómo hacerles llegar a mis hijos lo que ahora ocurre en mí, es aferrarme… no sé cómo evitar pensarlo. Y cierto es, que podría encontrar la manera de hacerles llegar lo que he aprendido, si me dejara de condicionar por el tiempo, pero… cómo evitarlo.
Sí, porque ellos crecen muy deprisa, marcados por las vivencias que han colocado en cajas dentro de su cerebro y, condicionados por ello, se dejan guiar por el yo de a diario, no escuchan del todo a ese yo que veo en ellos y que es tan puro y rico, ávido por cambiar, espontaneo y creativo.
Pienso “vale, con el camino que has andado, has llegado a unas conclusiones de lo importante de vivir… deja que ellos hagan lo mismo y lleguen a sus propias conclusiones”. Cierto, ha de ser así, es la única manera de encontrar… hay que perderse para encontrar. Aunque, la idea de que sufran más de lo que ya han sufrido… me inquieta y desconcierta, no puedo evitar querer mostrarles el modo de discernir lo importante de sus experiencias diarias, para avanzar con más seguridad hacia esa paz interior que todos ansiamos y que muchos perdemos en la búsqueda -Por buscarla, paradoja-, por aferrarnos a lo físico y olvidarnos o, no escuchar a nuestro “Pepito Grillo”.
Y aunque sé que el modo de llegar a ciertas conclusiones solo lo da el sufrimiento… …Sí, lo sé voy por mal camino, no debo aferrarme a esta idea, he de hacer lo que hasta ahora, dejarles, que se equivoquen, que busquen, que prueben y se vuelvan a equivocar, acierten y así vayan haciéndose. Aprovechando los momentos receptivos… para intentar llegar a ellos.
¿La razón de querer parar el tiempo para encontrar cómo hacerles ver y, una vez conseguido, ponerlo en marcha de nuevo?
Ellos evitaron que, en ese momento tan difícil de mi vida, perdiera el norte del todo y solo porque existían ¡Solo! El haber visto con tanta claridad que si he llegado a donde estoy ahora, es por estar ellos ahí… es lo que me hace pensar así.
Es lo que me mueve a querer darles algo a cambio, algo que creo es muy preciado y de gran valor personal, ya que, ese “algo”, es lo que me tiene aquí y ahora a gusto, viviendo mi día a día feliz. Consciente de que, terminaré mi camino... cuando termine, sin más y sabiendo ¿qué? buscaba, para seguir buscando. Sin aferrarme a desear que ocurra lo que busco ¿Tiene sentido? para mí, ahora... Sí.
Aunque no encuentro cómo hacer llegar esto a los que quiero, ahí está la raíz del problema que me tiene aquí escribiendo ¿Cómo hacer entender?: que a donde he llegado es a buscar para seguir buscando sin desear, querer nada concreto pero libre y accesible a lo que encuentre.
Tal vez, o… ciertamente, lo que debo hacer es seguir expectante, lúcida y a mano de ellos, hasta que se concluya mi labor con… ellos.
Concluir… bonita palabra ¿A qué te lleva una conclusión?
En la entrada de ayer se me olvidó incluir algo muy, pero que muy importante. Andaba –por supuesto- con mi música, entretenida en mi día. Empezó a sonar una canción que habla de dar las gracias ¡Vaya! ¿Cómo se me pudo olvidar algo tan importante?.
En cada momento presente tenemos algo por lo que dar las gracias, hasta en el día más nefasto que tengas. Seguro… si buscas, encuentras algo por lo que dar las gracias. Aunque solo sea esa persona que te ha sonreído en el metro –por ejemplo- y no conocías de nada ¿Sabes por qué? Porque en ese instante… has sentido la esencia de la vida, ese dar sin esperar recibir. Cuando sonríes a quien ni conoces… pueden ocurrir dos cosas, que siga serio, así como pensando: “¿Y ésta? ¿Por qué me sonríe?” O, que te devuelva la sonrisa como dándote las gracias. Dime, no es un intercambio hermoso entre dos personas que, en lo esencial, buscan lo mismo ¿Y qué es? Sentirse bien en su día a día. Merece la pena arriesgarte a no encontrar otra sonrisa, no has de sentirte mal, total… no le conoces ¡Qué más da!. Sonreír a todo es la mejor forma de dar las gracias a… todo.
Da las gracias por estar vivo y te sentirás vivo, así serás consciente de que formas parte de esta creación que nos rodea, que rodeamos, en la que estamos en el centro, que está en el centro, por todas partes. Todo toma sentido cuando te das cuenta de esto ¿Sabes lo mejor? Te sientes más capacitado para cambiar, porque sabes, de cierto que si tú cambias… todo cambiará a tu alrededor y esos instantes que vivimos serán más tu presente… en cada instante. La idea de estar solo en este mundo, desaparece, formas parte de la creación, tú haces, eres creación, todo es creación.
Se me está ocurriendo (bueno, lo sé desde hace mucho, pero ahora tomo conciencia de ello) cantidad y cantidad de momentos por los que tengo que dar las gracias y a personas, por supuesto. Aunque el pasado solo sea, eso: el pasado, he de ser consciente que lo vivido es lo que me ha llevado a donde estoy ahora y, presta atención, no he dicho a ser como soy. NO, somos lo que somos en cada momento presente, como momento lo estas construyendo aquí y ahora y llegará a ser tu constante presente si así lo haces ser.
He de darme las gracias a mí, por no haber abandonado, por no dejarme llevar por las situaciones y terminar sintiéndome victima de lo vivido. Por haber hecho de mi vida una constante búsqueda de lo esencial de estar vivo. Por haber podido conservar ese anhelo de seguir sintiendo amor y ese deseo de dar amor. Porque es lo que me ha acercado cada vez más a mi verdadero yo, ese que ocultamos para que nadie dañe y terminas olvidándolo, terminas siendo dominado por ese otro yo de diario que te pone odio, irritación, frustración y, lo más dañino: miedos, los miedos nos alejan cada vez más y a gran velocidad de las ganas de vivir.
He de dar las gracias a mis hijos, a Carmen, a mi querida amiga Olga, mi hermano y cada una de las personas que han estado en algún presente de mi camino. Ellos, todos ellos me ayudaron a “Tener los pies en la tierra” a ver lo importante de estar ahí… ahora, porque quieres estar, a olvidarme de mi yo de diario para buscar más al fondo. Unas veces porque me han demostrado lo obvio, otras porque han sabido darme ese pescozón que necesitaba para que despertara. Con su sentir diario, he a prendido a sentir ahora. Gracias.
Independiente: Que no tiene dependencia, que no depende de otro.
Casi todos creemos ser así: autosuficientes e independientes. Analiza objetivamente tu actitud hacia tu entorno sobre las definiciones. ¿Seguro que eres así? ¿No dependes de nada... ni de nadie? ¿Podrías seguir adelante, sintiéndote feliz... autosuficiente si te faltara algo o alguien?.
Tenemos adicción a nuestro entorno y los nuestros, no cambiamos algunas cosas o actitudes por dichas adicciones y nos aferramos, aunque nos haga sufrir. El miedo es nuestro peor compañero. Cuando consigamos seguir, sin importarnos quién o qué falta a nuestro lado, aunque a la vez, sintiendo conexión con todo... alcanzaras esa paz interior que todos buscamos para terminar de sentirnos felices, con lo que tenemos o... no tenemos. Pregúntate qué necesitarías para salir de una situación trágica, en la que, estuviera en juego tu vida y… eso, eso es lo único que no tienes que dejar perder en tu camino, porque en una situación así ¿Qué importa? El instante, ese instante crucial.
Determinación, constancia, convencimiento de lo que haces y dices, lealtad a ti mismo y, lo más, amor por todo y digo todo, lo que haces, lo que dices y tu entorno. Puede que después, tengas que reconstruir algo o mucho de ti, pero si te has dejado guiar por todo lo anterior… saldrás más fuerte y estarás más cerca de estar feliz, independientemente del exterior.
La gran cuestión: cómo alcanzar tal fin ¿Difícil? ¡Ya lo creo! Tenemos que buscar en nuestro interior para poder saber cómo conseguirlo. Cosa complicada, sobre todo en la sociedad actual ¿Qué vales? Tú, en lo esencial, como persona… no eres valorado ¿Qué cuenta? En primer lugar tu presencia, lo que le dice a los demás tu imagen ¿Qué puedes hacer ahí para ser aceptado y valorado, tal cual eres? En lo básico, es sencillo, aceptar tu imagen, si te aceptas… te aceptan y si no es así… pregúntate si de verdad, esa persona en particular, te importa hasta el extremo de querer cambiar tu sentir físico. No vayas disfrazado por la vida, que la imagen que te devuelve el espejo… sea esa imagen que tienes en tu interior y ten determinación para ser fiel a ella. Independientemente del exterior y opiniones.
Si somos capaces de llegar hasta aquí, ya hemos andado parte del camino para conseguir equilibrio, el físico, que es lo que transmitirás y lo que te devolverá cuando veas reflejada tu imagen. Cosa, que te permitirá tener la necesaria confianza y seguir trabajando para tu felicidad o, como poco, no sufrimiento.
Hay que ser consciente de lo que eliges en cada momento. Nos guste o no, nos cueste o no… estamos eligiendo cada paso que damos; seamos conscientes de las elecciones. Y cuando lo hagamos pero no salga algo como esperábamos, no busquemos culpar a alguien, ni siquiera… a ti mismo. Se tolerante contigo, si te equivocas, aprendes lo que no tienes que hacer, por tanto, ya tienes un camino descartado. La vez siguiente estarás más cerca de acertar.
No hay que tener prisa por avanzar y conseguir lo que queremos, paso a paso se llega antes. Además cada uno necesita un tiempo para llegar, sé que es algo difícil en la actual sociedad, en donde todo el mundo tiene prisa y ¿Cuál es el resultado? Desencanto por todo, perdida de las ganas de experimentar, conocer, saber y una apatía general por creer estar ya “de vuelta de todo”, estado que te lleva a no disfrutar de estar vivo y vivir sin ilusión, tenemos que aprender las cosas una a una con calma y conscientes de lo que vivimos. Dime, no merece la pena, si el resultado es que tengas la edad que tengas, hayas vivido lo que hayas vivido… sigues queriendo más.
No creas estar en poder de la verdad, no existe la verdad absoluta. Parte de la base que puedes estar equivocado. Nada es bueno o malo… sin más, si hay algún modo de acercarnos a la verdad, es encontrando el centro. No intentes cambiar el mundo. Cambia de ti, aquello que no te gusta y verás cómo se transforma todo a tu alrededor y cuanto antes asumas estas dos cosas, antes dejaras de luchar contra molinos de viento.
Déjate guiar por lo que te dice tú interior, corazón, intuición –como quieras llamarlo-. Deja la ira y el odio de lado, merece la pena, así vivirás dentro de ti… más a gusto, porque dañarás menos en tu camino. Sí, sé que supone que a veces te hieran, piensen que pueden manipularte y más. No es así porque en tu interior sabes por qué actúas así y tienes convicción de que eso es lo correcto… para ti, para tu sentir. Y, el “tiempo”… se encarga del resto.
Y, sobre todo, en lo negativo que te toque vivir, no tengas el sentimiento de que la vida, o quien sea… tiene algo personal contra ti, no es así. Las cosas no nos ocurren por casualidad–no existe la casualidad- todo es por o a… causa de. ¿Lo difícil? Saber esa causa ¿Lo seguro? Necesitamos vivir o tener esa experiencia para algo. Intenta aprender de tus errores y sacar lo positivo de todo lo que vivas y esas causas servirán para seguir avanzando y creciendo en esa vida, que te ha tocado vivir y que será: tediosa, de lucha constante y desmoralizadora o… extraordinaria, única y plena. Según elijas lo positivo o lo negativo de tus experiencias y, si esto lo haces convencido de que solo fue el pasado, y tienes conciencia de que todo está en continuo cambio sabrás que tú… estás dentro de ese cambio, no olvides sonreír y medita todo desde la primera impresión de las situaciones (Lo que te dice, de inmediato tu intuición o tu yo interior) es seguro que, así no perderás las ganas de continuar.
En definitiva: No dejes de vivir y soñar; soñar y… vivir todo, como si fuera lo último que harás, ya que, si a algo podemos definir como real… es aquello que vives en cada instante.
Es muy posible que la clave esté en ser consciente de lo que piensas en cada momento, por una razón: así apartarás esos pensamientos que no te hacen sentir bien, porque… dime, si tienes pensamientos negativos hacia algo que te ha pasado o que te han hecho ¿Cambiará? No, eso solo está en tu mano, si algo que no te gusta puedes cambiarlo, trabaja en ello y si no está en tu mano, no es posible cambiarlo… asume y saca lo que te sea útil o la lección a aprender. Tal vez tardes en conseguirlo pero ¿No es mejor hacer esto que, pensar en negativo y pasarlo mal o peor, en tu presente?
El no guardar rencor hacia nada ni nadie, el amor y la sinceridad hacia todo y con nosotros mismos… son los mejores compañeros de vida, porque el tiempo lo materializamos nosotros.
Y no tengo ni idea por qué sentí la necesidad de poner todo esto aquí (canciones incluidas “Lo que quiero y lo que no” y “Hago saber” ya que, ellas, me han ayudado a poder hilar todo lo que tengo ahora en mi mente. Bueno y, más jeje pero no es plan de llenar esto de canciones de Rosana, aunque sería una buena forma de reconocer su gran trabajo). Quizá es debido a un video, que en estos días he visto, pues es lo que me hizo rescatar esto de mis documentos y… terminarlo.
Sé que es una labor ardua, conseguir hacer cada una de las cosas que he puesto aquí ¡Ya lo creo que lo sé! Pero he hecho de todo esto mi modo de vida y… soy feliz, estoy en paz y no me daña tanto el exterior.
Puede que la razón sea, que también sé, lo frágil que puede llegar a ser esa paz interior y he querido poner palabras a mi sentir diario para, si por un avatar del destino, me encuentro de nuevo perdida… poder leer, recordar y centrarme, porque algo tengo seguro, por muy mal que lo pases en tu camino… es mejor sentirse así, que dejarte llevar por el mal momento y eso… eso, solo lo he conseguido trabajando todo lo anterior, día a día… minuto a minuto, consciente de que aún me queda mucho por aprender.
Se me ocurre pensar, es posible que mi paz interior ya no sea tan frágil, precisamente… por haber perseguido y trabajado todo lo que he plasmado aquí.
¿Existe enamorarse? Hace tiempo, esta pregunta insistía en salir de mi mente, llegar al lado consciente y pensante, ese mismo lado pensante desechaba el planteamiento, me asustaba llegar a una conclusión con la que tendría que cambiar toda la perspectiva de mi vida. En lo que había creído, con lo que había vivido ilusionada. Ilusionada, aquí espantaba tal pensamiento porque mi pregunta, cuando llegaba a éste punto: ilusión… era siempre la misma ¿Qué es la ilusión? Un sueño, un concepto creado por nuestra imaginación y que los sentidos confunde… aquí concluía todo, me negaba a continuar ¿Es únicamente esto?. Hay algo más, tiene que ser algo más que un razonamiento lógico. Sucede algo que escapa a nuestra comprensión, inexplicable; que hace pierda importancia el hecho de que podamos confundir la ilusión con la alucinación y la ilusión sea provocada porque sí es posible enamorarse y no al revés. Puede, que solo ocurra cuando sentimos que no podemos ser felices si no estamos enamorados de alguien –me decía-. Porque soy feliz (y digo, soy no solo estoy) y aún sin estar enamorada y a pesar de no tener cerca un hombre al que amar y me ame... Soy feliz. Situación, por otro lado, que no es opuesta. Distinto es el enamoramiento, que puedes sentirlo, precisamente, cuando te empeñas en buscar la felicidad en otra persona. Si te empeñas en encontrar tu felicidad fuera… encontraras de lo que tengas necesidad en ese instante, por tanto nacerá una relación sin perspectiva. Si lo que sientes necesitas es sexo, lo que vendrá será eso, una vez satisfecha tu necesidad… no durará, surgirán una sucesión de relaciones e insatisfacción por sentir no es suficiente. Si lo que sientes necesitas es alguien que te mime, una vez satisfecha esa necesidad no querrás más de ello y así en cualquier necesidad que creas ha de satisfacer una pareja. Estas relaciones son y terminan siendo dependientes y por esta consecuencia, no satisfactorias para ambas partes, porque no hay un equilibrio individual, ni en común. Por tanto… la conclusión es fácil, puedes llegar a enamorarte de verdad si ya eres feliz antes de ello. Porque encontrarás esa persona afín a ti, sin llevarte a equívoco por la pretensión de tener a alguien a tu lado. Solo porque lo encuentras. Así es, te enamoras porque deseas estar con esa persona que te hace entender tu realidad con más intensidad, no porque necesites estar con… alguien, porque ya te sientas completo, no necesitas ¿Es una contradicción? no, creo que no. De esta manera puede surgir una relación más placentera, pueden crecer las dos personas y, esto llevar a enriquecerse mutuamente.
Hoy he vuelto a mirar entre mis escritos y me topé con algo que escribí, con mucha tristeza aunque con esperanza, hace tiempo para el períodico del colegio de mis hijos. Y ésto es lo que incluyo hoy en mi blog, sin odio, sin colera, pero para que no olvidemos. No es correcto recordar solo en cada aniversario. Esos familiares que sufrieron tal pérdida lo tienen muy presente.
Unos días después del atentado recibí un mail de una amiga –Asunto: Sí, sonríe, sonríe-.
-Es verdad me olvidé.
Sí, aparentemente era la misma de antes del 11 de marzo, más solo era eso “aparentemente”, porque algo había cambiado en mi sentir diario, (tu también ¿verdad?) mis pensamientos me habían llevado a estar triste, seria… mirando las cosas de una forma diferente, sin sonrisa en mi expresión, sin poder olvidar ese hecho tan cruel y dantesco.
Imagina, solo por un instante, cuántas de esas personas tenían motivos de celebración ese día, sus cumpleaños, aniversarios, quizá a alguno, a la vuelta de su trabajo, o de un día más buscando un puesto de trabajo, o del instituto, le esperaba una fiesta sorpresa; imagina que tristeza habrá en esos corazones y lo que es peor piensa en esa mala cara o regañina que le haces a tu hijo porque no va en los estudios como tu quieres, o de ese adolescente que le da una mala contestación a su madre… a su padre antes de salir por la puerta a cumplir un día más de trabajo ¡Cielos! qué sentimiento de culpa queda en ese corazón para toda la vida y todo… ¿en nombre de qué? ¿Por qué razón? No hay ninguna, y digo, ninguna razón lo suficientemente poderosa como para arrancar de un modo tan brutal las oportunidades que aún había en todas esas vidas.
Y ahí, aún sin haber abierto el mail de mi amiga, me quedé pensando, reflexionando, escuchando esos pensamientos que estaban atrapados en mi mente, como todas aquellas personas atrapadas en su dolor, con nombres y apellidos, con padres, madres, hermanos, novias, novios. Y la misma determinación que me empujóa unirme en ese grito, a veces silencioso y desgarrador otras; con los millones de españoles que demostrábamos lo que sentíamos en la manifestación, me dije: - ¡ya esta bien!.
Un simple mail de una buena amiga, me hizo pensar todo esto en un solo instante, pero también, me hizo recordar lo que siempre he defendido y que unos miserables que no merecen otro adjetivo, que no podemos decir son seres humanos porque carecen de buenos sentimientos, son seres incompletos. Bien, me hizo recordar que mi premisa, siempre y en todo momento, con mi gente, es vivir al lado de ellos, cada día como si fuera el de la despedida, entregando lo mejor de mi, con amor, tolerancia y escuchando hasta lo que no se dice para percibir que estoy cerca, afín a sus pensamientos y su sentir. Fíjate que se me ocurre pensar -en un momento de tranquilidad, en un momento optimista- que si todos al unísono, de la misma manera que nos echamos a la calle el 12 de marzo, practicáramos un poco más este “buen rollito” con todos y para todos… quizá… podríamos sonreír por un mundo mejor.
Yo… Por mi parte he vuelto a sonreír a los míos, tal vez… Tal vez con otro trocito de corazón roto pero vuelvo a vivir mí día a día como el último. Porque hay una cosa que tenemos que tener siempre presente, nadie tiene el derecho de quitarnos nuestra libertad de vivir, sentir y disfrutar de nuestra gente, nadie y menos ellos.
Esta vez no me voy a servir de ningún diccionario, para tal definición –aunque hay algunos “padres” que deberían, pero eso es otra historia-. Obviamente solo puedo expresar el punto de vista como madre… bueno, aunque, en una parte importante de este camino, también he ejercido como padre, uhmmm… no lo tengo muy claro ¿Lo he hecho? Supongo, como he podido, claro.
Pienso y pienso, para poner la palabra correcta que exprese todo lo que supone ese estado y solo hay una que pugna por salir de mi cerebro: algo extraordinario, enriquecedor. Es ese momento en el que dejas de pensar en ti como un solo ser y antepones a otro, a otro ser que, solo te mueve el protegerle, porque en sus comienzos depende de ti, aunque ya ves cómo va ha ser y eso… es solo el principio, inicias un camino en el que no dejaras de sorprenderte, de descubrir, de amar; sí, ante todo amar aún en los momentos en que te envuelve la desesperación, la impotencia o la frustración, no puedes dejar de amar a esa personita que creció dentro de ti, que fue creado en el seno del amor.
A veces pienso en qué habría sido de mi, si no hubiera podido ser madre. Hubiera sido duro ¡Hubiera tenido un problema! porque desde que tengo recuerdos… ya entonces, pensaba en que quería ser madre. He tenido muchas dudas en mi vida, en esto… ni una, lo tenía muy claro: quería hijos, encima tuve la suerte de encontrar como pareja a alguien que sentía lo mismo y – ya ves- antes de nacer ninguno de nuestros hijos, ya les teníamos nombre (Bueno no fue exactamente así, pero eso lo dejaremos para otro día).
Cierto es que para cada persona el concepto de ser madre/padre, cambia. Aquí no se admiten definiciones. También es cierto, que no vale solo con desear esos hijos, hay que estar preparado ¿Lo terrible? nunca se esta preparado para ello. El amor se encarga de tener equilibrio para conseguir errar menos ¿Imposible? No, no lo es. ¿Lo difícil? No transmitirles nuestros temores, frustraciones y tantas cosas más que hemos ido metiendo en nuestra mochila, que intentamos no sacar de ella pero a veces… lo haces sin ser consciente, solo suples esto con sinceridad y siendo honestos.
¿Cómo definiría yo ser madre? Pues… fácil: Es ternura cuando lo miras dormido, le observas jugando (Sin que él lo sepa) Cuando vas por la calle y busca tu mano, cuando te mira buscando en ti y, sobre todo, mientras ves cómo crece, con su personalidad que, a veces, te hace recordar a su padre o… a ti y sonríes… con ternura. Sientes ternura en cada poro de tu piel, te hace estar despierto, alerta para intentar no equivocarte demasiado, ya que eres consciente de que ocurrirá. Pero activas todos tus sentidos, echas mano de tu inteligencia emocional para prever y dejas que el amor, haga el resto.
Es la experiencia más grande que un ser humano puede vivir. Ver cómo se hace esa personita que un día tuviste en tus brazos y amamantaste con todo tu amor. Y lo más, orgullo de verles y de seguir notando ese cordón umbilical invisible que aún te une a ellos.
La primera vez que escuché esta canción, pensé en mis hijos, supongo que ésto es lo que les diría. Y a pesar de los errores cometidos...¡Quiereme!
¿Pueden convivir estos dos estados en una misma persona? Sí, pregunto. Porque... dime ¿Si alguien es intransigente... Puede sentirse feliz? Puede estarlo, puede parecerle. Serlo... déjame que lo dude, no se puede ser feliz si no permites que requieran o reclamen algo en tu presencia.
Es posible que la razón sea, el hecho, de que tal actitud, es empleada consigo mismo, es decir, ser intransigente consigo mismo y por ello reflejarlo en su día a día y si consigue "no pasarse una" se siente, es feliz -reflexión a tener en cuenta-. Viéndolo desde este punto de vista uno puede ser más tolerante con alguien que se comporta así.
Y al hacer este razonamiento.... se me ocurre pensar, preguntarme ¿no eres, tú misma, en este instante en que te atreves a juzgar, intransigente? Sí, porque cada uno es producto de sus experiencias y la enseñanza que ha sacado de ellas ¿Quién eres tú para decidir si pueden o no convivir tales cuestiones en una sola persona?.
Nadie está en poder de la verdad por eso nunca juzgo, solo reflexiono y concluyo.
Quiero echar un capote a la tolerancia para que la intransigencia solo sirva para nuestro beneficio y haciendo honor a un buen y querido amigo acabaré estas reflexiones con algo suyo:
"malo, cuando crees que eres lo mejor, mejor reconocer tus malos hábitos, malas ideas, comportamientos y tratar de mejorar y no tratar de ser "felizmente intransigente""
Si seguimos este pensamiento y lo ponemos en práctica... la intransigencia será felizmente aplicada.
La RAE define como criterio: Norma para conocer la verdad. Si nos ajustamos a la definición... cada persona tiene su criterio porque, cada persona tiene su verdad -hasta ahí, de acuerdo-. ¿Entonces?¿Qué debemos hacer para ser justos, no incurrir en "nuestro criterio" y, por ello, equivocarnos en valorar o determinar, cuál es la verdad o la realidad de algo o alguien? Larga pregunta, casi que me he perdido en ella.
Retomemos el asunto: En teoría es fácil no incurrir en "nuestro criterio", en teoría.
Cuando están en juego, además, tu propia experiencia y (lo más importante, y que con más frecuencia nos equivocamos en nuestro criterio de algo o alguien)lo que uno percibe o haría ante una situación. Olvidamos a la otra persona o percepción del momento, nos calzamos sus zapatos pero del revés. Sí, nos ponemos en el lugar equivocado, es decir, nos situamos en esa realidad... nosotros.
Así no, así es imposible acertar en un juicio de criterio, porque... también contempla la RAE como definición de criterio: Juicio o discernimiento. Por tanto podremos dejar a parte "nuestro criterio" cuando tengamos los conocimientos imprescindibles, seamos totalmente objetivos, sabiendo separar nuestra verdad, experiencia y nuestra conducta. Y, entonces... sí, podremos ser justos e imparciales, sin llegar a dañar a nada ni a nadie con nuestros...: "Juicios de criterio".