jueves, 22 de agosto de 2013

Bienestar o felicidad


Imagino que la mayoría de las personas opinan que no puede existir bienestar sin felicidad o viceversa. Es posible, pero con un matiz. Es muy corriente poner en juego nuestro bienestar en nombre de la felicidad… perdemos el norte y nos enredamos entre lo que deseamos en cada instante, dejándonos llevar por los pensamientos que provocan estos continuos deseos. Bienestar es lo que buscamos ya desde antes de nacer.

Esta idea me lleva a recordar cómo mis hijos nonatos, me despertaban en mitad de la noche para que cambiara de posición, pues no estaban a gusto, lo hacía y aquel renacuajo… dejaba de presionar alguno de mis órganos internos y podíamos seguir descansando o, allí donde estuviéramos, un paseo, compras, comenzaba ha moverse como si pretendiera escapar, bebía algún líquido y, de nuevo, reinaba la calma. Es decir, buscaban estar cómodos, su bienestar. Consecuencia, en ese instante… ya estaban felices, sin más. Cierto es que, en ese momento de nuestras vidas… era fácil sentir felicidad, nuestra mente aún no clasificaba ni demandaba más… que lo básico para estar bien.

Si sigo el hilo de estos pensamientos, me llevan a que no es tan difícil estar feliz. El conflicto nace en el momento en que nos empeñamos en ser felices. Cuando… no podemos ser algo determinado en todo momento, tan solo “Ser” en cada instante. A ver, el día tiene veinticuatro horas, dime: ¿Cuántas cosas eres a lo largo de esas horas? O mejor… ¿Cuántos papeles desempeñas durante ese tiempo? Eres el oficio que tengas durante parte de esas horas, compañero, amigo, padre, hijo, vecino, etc. … etc. Pero eso es lo que eres para cada una de esas personas, es lo que haces ¡No te convierte en ello! ¿Qué ocurre? Que nos empeñamos en ser todo eso y, al final no terminamos de ser nada de eso porque son etiquetas, etiquetas que nos ponemos y ponemos para movernos por esta nuestra sociedad.

 Ocurre que nos terminamos perdiendo entre tantos papeles a interpretar y olvidamos nuestro “Ser”. Según mi opinión, esto es lo que nos lleva a confundir bienestar con felicidad. No necesitamos tanto, deseamos, buscamos insaciables fuera… todo lo que creemos nos llevará a nuestro mejor bienestar, aunque en el fondo lo que creemos es que ese deseo será el ultimo, ese con el que acabaremos de estar siempre felices, nos decimos: “Si consiguiera una cama más cómoda descansaría mejor” posiblemente “Si tuviéramos más dinero para irnos de vacaciones a otro sitio… sería genial” claro “Si mi compañero de trabajo no fuera tan insufrible… trabajaría mejor” sin duda. Lo real es que nuestro bienestar lo unimos a todos nuestros deseos y nuestros deseos… son solo eso, deseos. Me viene a la memoria una frase que todos habremos escuchado unas cuantas veces: “Ten cuidado con lo que deseas, que se puede cumplir” tus deseos te llevan a estar o no estar feliz. Intenta conseguir esa cama mejor pero no pongas tu felicidad en juego en el intento, solo busca el estar mejor. Si te estas yendo de vacaciones con quien, realmente… quieres estar de vacaciones… ¿Qué importa el sitio? ¿Puedes cambiar a tu compañero? Es como es y es… su problema, no el tuyo. Quero ir a parar a un hecho, en todos esos momentos busca tu bienestar, crea en tu mente pensamientos que te lleven a estar bien y de modo natural… vendrán esos instantes de felicidad.

Con esto no quiero decir que no deberíamos desear o que es malo. Todo lo contrario, así es como podemos terminar sabiendo lo que queremos y lo que no. Y aquí es donde esta la otra cuestión… normalmente, sabemos lo que no queremos, cosa que esta muy bien aunque deberíamos de concretar más lo que queremos en nuestras vidas, para no volvernos a perder en nuestros deseos o terminar gastando energías, en rechazar todo aquello que no queremos. Todo esto… ¿No te lleva a pensar que tenemos más “control” de nuestras vidas del que creemos? Me explico, si nos limitáramos a buscar aquello que es natural en nuestro ser interior, no nos preguntaríamos tan a menudo, por qué haces esto o aquello, por qué no cambias lo de aquí o lo de allá. Sintiendo frustración… las cosas no cambian, “sintiéndote”… todo ocurre naturalmente, pues los deseos que tenemos cuando “te sientes”… son los que manan de nuestro ser interior y no nos agotamos ni frustramos, buscando en el exterior lo que no necesitamos para tan ansiada felicidad.

 Concretando, si nos empeñamos en ser felices… solo conseguiremos perseguir una ilusión, terminando esclavos de nuestros deseos, pues todo esta cambiando a cada momento y si consigues un instante de felicidad es porque en el instante antes… no lo estabas y viceversa ¿Qué te dice esto? Que tan solo, la felicidad… es un estado.



El bienestar, también es un estado en el que buscas tu tranquilidad y satisfacción humana. Obviamente esto engloba, un bienestar social, económico, salud, familiar, laboral. Aquí es donde esta ese matiz, es algo que implica tanta subjetividad que nadie puede decir a ninguno… donde esta su punto de bienestar, donde puede llegar a encontrarlo. Quizá, la solución esta en dejar de buscar tanto y sentirnos más, dejando de luchar contra todo lo que no queremos.

Porque… al final, nuestro mundo -ese que vamos eligiendo y creando, según nuestro punto de bienestar- nos guste o no, lo admitamos o no… lo creamos nosotros, si estamos en continua lucha con ese mundo que nos rodea y quejándonos de aquello que hay a nuestro alrededor… ¿No estamos diciendo algo sobre nosotros mismos? ¿Será que no terminamos de estar a gusto con nosotros mismos? Y es lo que se refleja en nuestro entorno, primero tenemos que estar bien en nosotros, no en nuestro entorno. Eso viene después.

Cuando estoy bien en mi… estoy bien… en donde quiera que este ¿No es así? Demos prioridad a nuestro bienestar emocional y la felicidad vendrá natural, aunque no se quedará, no olvidemos que es tan solo un estado, que reconocemos y disfrutamos porque hemos sentido lo contrario.

 
Sintamos nuestro bienestar emocional, disfrutemos de los momentos felices… sin más.

domingo, 11 de agosto de 2013

Vivir, es decidir

Es un hecho que las experiencias de nuestro día a día, son las que nos hacen tomar unas decisiones u otras. Es obvio que si tu experiencia te dice que si cruzas una calle cuando pasa un coche, lo probable es que acabes bajo dicho coche, no hay dudas en qué decisión tomar, no siendo… que tu decisión sea que tienes intención de acabar bajo ese coche. Ineludiblemente… decides.
Ya toqué el tema de la trascendencia de las decisiones en nuestras vidas. De su importancia, que unas decisiones u otras te pueden llevar a cuestionarte qué estas haciendo, pueden hacerte sentir que no te gusta tu vida, etc. Me atrevería a afirmar que nuestras decisiones nos llevan a… vivir o… no vivir ¿Y cómo es eso? Puedes preguntar –si estas vivo… es porque vives-. Básicamente, estas pensando: -No vivir es estar muerto-.
 Bien, pues planteemos la cuestión preguntándolo desde otra perspectiva: ¿Qué significa vivir? -Estar vivo-. Puedes responder. En mi opinión… esta respuesta no se acerca del todo a lo que significa vivir. Puedes estar vivo sin vivir. Puedes pasar por tu vida como un ser viviente… sin vivir, es a este hecho al que llamo, no vivir.
Y aquí, según mi punto de vista, es donde se establece la conexión entre decisiones y vivir. Vivir es decidir arriesgarte. Que, aunque dudes si estar cerca o no de algo o alguien por temor a terminar sufriendo, decidas vivir esa experiencia, entregarte a cada instante que pueda provocar tal decisión. O por el contrario si dudas en dejar algo o a alguien, por temor al qué pasará después, no quedarse quieto y decidir cambiar lo que sea haya que cambiar.
Vivir es decidir vibrar de emoción o de tristeza, decidir aprender a cada paso o dejar lo aprendido a parte, vivir es amar por amar, es escuchar, sentir, observar, comprender. Vivir es “no olvidarnos”, es aprender a estudiarnos.
Aprender que aunque sientas tristeza, odio, desesperanza, desengaño, soledad, culpa, arrepentimiento, resentimiento, agobio, abandono, dudas, miedo y un largo etc. de sentimientos que te llevan a la frustración… aprender que lo que sientes es provocado por lo que sucede, aprender que si dichos sentimientos te llevan a la frustración, es por lo que pensamos de aquello que nos sucede; y aquí, es donde decides solo sentir, o prefieres convertirlo en frustración. Y si haces el esfuerzo de “no olvidarte” y estudiarte… terminas siendo el suceso. No te dejas llevar porque aprendes a ver que “Eso” ocurre ahora… solo ahora.
Aprender que nunca conseguirás ser y estar plenamente feliz, es perseguir fantasmas, decide  ser y estar en calma, aprende que nada se queda contigo, todo llega y, de igual modo se va.
 
 
 Estudiarte, escucharte, atender a tu interior para terminar comprendiendo que no merece la pena estar en continua lucha con lo que te ocurre, o en continua búsqueda de aquello que crees te hará alcanzar la plena felicidad. Puedes acumular pertenencias y “amigos” pensando que eso te llevará a la felicidad completa para terminar dándote cuenta, que nunca terminas de alcanzar esa preciada felicidad. Puedes terminar frustrado por empeñarte en estar en una constante lucha contra lo que te sucede. De ninguna de las dos maneras, conseguirás tu objetivo, porque si no consigues serenar tu ser ahora… ¿Cuándo supones que lo conseguirás? Si solo es tuyo el instante mismo.
Se me ocurre que si me preguntaran que sintetizara en una sola cosa todo lo aprendido hasta este mi presente… respondería que lo mejor es tomar las decisiones desde el interior, así siempre eres consecuente con ellas, así no dudas si es ahí donde quieres estar. Es decir, si en cada instante decides “no olvidarte” y estudiarte… estarás, en cada momento…. Donde quieres estar. Por tanto, vivirás intensamente lo que toque vivir, sin frustración y sin vender tu felicidad a un “después de”.

lunes, 5 de agosto de 2013

Decisiones


No descubro nada nuevo si afirmo que estamos tomando decisiones continuamente. Conscientes o no pero decidimos cada paso que damos. Si te levantas cada día de la cama es porque decides levantarte  o no levantarte. De una manera o de otra… estas tomando una decisión u otra. Decides si vas al baño a lavarte o antes te preparas un café, la ropa que sacas de tu armario, si tienes por costumbre escuchar música mientras vas a tu trabajo… decides qué música vas a disfrutar ese día y así podría seguir hasta que llegada la noche, decides que te vas a dormir ya.

 Y vuelvo a afirmar lo que en otras ocasiones digo, no soy erudita en nada, por tanto, estoy segura que lo que pueda poner aquí, podrá ser rebatido o documentado con mejores argumentos de los que yo pueda llegar a utilizar. Mi ignorancia  aunque también mi experiencia es la que habla. Ello me hace ver algo muy obvio, hay decisiones inmediatas, que diríamos “Sobre la marcha” Decisiones que creemos poco importantes, normales. No estoy de acuerdo, cada decisión, es importante, forman parte de nuestro día a día y nos llevan, a sentirnos bien o no.

Y hay más, si nos dejamos llevar por cada decisión cotidiana e ineludible que se pone en nuestro camino, podemos “olvidarnos”. Sí, olvidarnos de nosotros de, entre tantas cuestiones a resolver y atender diarias, olvidarnos de tomar distancia y un tiempo para ver más allá, para no encontrarnos un día con preguntas como: ¿Qué a pasado con todos estos años… dónde se fueron? ¿Tanto esfuerzo diario para esto? ¿Después de darlo todo…. Me encuentro sin nada? Y tantas preguntas que se pueda hacer cualquiera que no tome perspectiva de su vida.

 Mi opinión es que nos debemos algo muy importante, prestarnos atención, no dejarnos llevar por el día a día, que aquello que decidimos este pensado desde el corazón, con la conciencia clara que de ello va ha depender nuestro bienestar interior que, por otro lado, se va a reflejar en nuestro entorno, nuestro mundo.

Sin miedo a los cambios, sin temor de errar pues si esta decidido desde el interior…  será lo acertado. Aunque, aparentemente nos parezca que nos estamos equivocando, o que era mejor seguir como hasta ese instante, en que decidiste cambiar algo porque tu “ser” así te lo indicó.

 Simplemente quiero ir a parar a una cuestión que creo es importante para nuestro equilibrio interior, hemos de tomar conciencia de lo que decidimos. No hay que dejar que decidan por nosotros ni que las circunstancias sean siempre las que nos obliguen a tomar un camino u otro.

 Prestar atención a nuestro mundo, para saber si es ahí donde queremos estar y si no lo es aprende a soltar, por duro e inquietante que nos resulte. Mi experiencia me ha llevado a estas conclusiones y, tal vez no me hagan siempre feliz pero… Dime ¿Alguien lo es? Aunque sí a estar, casi siempre… de acuerdo conmigo misma porque soy yo la que decide, la única responsable de esas decisiones. Lo que me lleva a ser consecuente a no dudar tanto ni echar mano de algo muy frecuente y utilizado, como es el culpar a algo o alguien de lo que nos pasa. Nosotros decidimos si queremos vivir con conciencia de nuestro vivir o no.
 

viernes, 26 de julio de 2013

El ego

 
El ego es como un adolescente incontrolado, al que tienes que preparar para que sepa cómo ha de aquietarse y que no se desboque, arrastrando todo lo que hay en ese camino.
Igual que ese adolescente que va tanteándote para ver hasta dónde puede llegar contigo, es el ego y si no estas “Al loro”… cuando te quieres dar cuenta, ya no sabes qué hacer, ni cómo parar aquello.
Del mismo modo que un adolescente puede llegar a ser dañino si solo siente frustración, el ego puede terminar siendo igual de dañino, si se crece en miedos y frustraciones. Entonces los miedos están cada vez más presentes, no te dejan ser y pierdes casi tu espontaneidad, no eliges comportarte según lo que nace de ti. Pues, irremediablemente, primero pasas tu naturaleza por ese ego que pone miedos en tus pensamientos.
Tan dañino puede ser ese ego frustrado que no te deja ser, como el que alimentas desde fuera, ese que le dejas se nutra con mucha autoestima y poca humildad.
Nuevamente podemos utilizar la analogía del adolescente para saber que si te enfrentas, siempre y en todo momento a dicho adolescente el resultado será adverso a lo que intentas.

 Así, podríamos seguir utilizando semejanzas, concluyendo que la solución no esta enfrentándote a tu ego, luchando contra él ni tampoco dejándole se mueva en tu mente con toda libertad y sin tomar conciencia de que existe, ese camino te llevará a más frustración, miedos y perderás aún más tu “ser”. Escúchale desde la perspectiva, con objetividad.

Igual que puedes aprender mucho de un adolescente, del mismo modo puedes hacer con tu ego. En armonía y con paciencia, podrás cambiar todo aquello que no te es útil para crecer como persona y sentirte libre en ti.

 Y tu dirás…: ¿De qué me esta hablando? ¿Qué, se supone, es el ego?

 No soy una erudita, tan solo… alguien que habla desde su experiencia. Te hablo de esa idea que tenemos de nosotros mismo. Te hablo de clasificación, te hablo de algo que necesitamos y nos es útil para funcionar en esta sociedad. De lo que hemos ido aprendiendo desde que nacemos y también antes, en nuestro ADN ya va implícito mucho de nuestros comportamientos, carácter, disposición ante adversidades, ante la facilidad para hacer reír o dañar y, según lo que vamos experimentando, se definen unas habilidades u otras.
Te hablo de que todo esto puede estar muy bien, si lo utilizas en beneficio tuyo, es decir si te es útil a la hora de moverte por esta sociedad.

Por tanto, mi conclusión es: Guardar la distancia con los pensamientos que nuestro ego pone en nuestra mente. De este modo, podemos guardar distancia, a su vez… con los sentimientos, cosa que nos servirá para no dejarnos arrastrar por ellos y del mismo modo… tampoco luchar contra lo que sentimos ¿Por qué? Sencillo, tenemos que sentir, es nuestra naturaleza y terminas descubriendo que no hay bueno o malo, todo es como ha de “ser”. Esto nos lleva a sufrir menos por aquellas situaciones difíciles y a vivir más intensamente cuando las situaciones son todo lo contrario.

Terminamos dándonos cuenta que los sentimientos… los pone nuestra mente, pues todo “es”… sin más.

Sabiendo que todo esta en continuo cambio y lo que comienza… ya esta acabando y viceversa. Tal vez, estas reflexiones te llevarán a una pregunta:

 Suponiendo que mi perspectiva sea ésta… ¿Qué hago con dichas reflexiones?

 Nada, solo vivir, día a día… instante a instante. Vivir sin luchar contra tu naturaleza, permanecer inmóvil… en movimiento. En quietud ante lo que sucede, con conciencia de lo que “es”. Descarta la inevitable pregunta que siempre nos hacemos: “¿Por qué me pasa esto… Por qué a mi?” O por el contrario: “¡No merezco tanto!” Todo sucede a tu alrededor, por tanto… ¿Esto no te lleva a pensar, que tu eres suceso también? Y “eso”… es vivir ¿A qué luchar contra la vida? Vivir es prestar atención a cada instante, sabiendo que podrás volver a vivir algo y no será igual pero sí, de nuevo… único.
 

 
 
 
Si cuando tocas el agua, puedes crear ondas... es porque esta en calma.

miércoles, 26 de junio de 2013

Todo termina funcionando







Siempre todo es distinto a como imaginaste. Por tanto… ¿A qué esperar algo de todo? Creo que tiene más sentido vivir cada instante para ese instante.





Y si pones conciencia en ello… todo termina funcionando. No esperes nada, todo será como ha de ser. Cada momento es único. En calma… Solo… presta atención. 
 
 



 

jueves, 13 de junio de 2013

Así es

 
Cada vez me quiero más, de ésta forma, me siento más libre en mí.
 

Este sentimiento, me permite ser más lo que soy, y necesitar menos.
 
Porque así ya soy un total, formando parte de un todo.
 
 
Descubrir esto… es solo el comienzo.


 
 
 
 
 

sábado, 27 de abril de 2013

Sé como eres

Sé como eres
Vamos por nuestra vida siendo y comportándonos como creemos esperan de nosotros. Interpretando los distintos papeles que suponemos nos toca en cada situación y dependiendo con quien estamos. Así es como terminamos pensando que somos ese profesional que desarrolla un trabajo durante ocho horas, o más al día o ese compañero de trabajo, o estudios; ese amigo que sabe escuchar o que tiene la broma fácil, ocurrente. Llegamos a casa y cambiamos de papel, pasamos a ser ese hijo que esperan seas o el padre que crees necesitan tus hijos, esa pareja solícita y cariñosa o exigente y sesuda; incluso… un poco de todo. Y así, sucesivamente, en cada instante, todos los días, toda la semana, todos los meses, cada año de tu vida. Sin ser consciente que estas vivo, estas gastando tu vida… en, dejarte llevar por cada sentimiento que te provoca aquello que te sucede, pero sin tomar conciencia de… eso, que solo es lo que sucede en tu entorno, ese ir y venir de cosas que pasan en tu vida no eres tu, tu… “ERES”… siempre. Pero nadie nos lo dijo, no lo sabíamos y lo que hicimos fue intentar adaptarnos a esa vida que creíamos nos había tocado “Vivir”.
 Y así, terminamos perdiéndonos entre tanta intención, deseo, determinación de ser lo que crees esperan de ti. Camuflas tu sentir, incluso lo escondes para poder “Funcionar” en tu día a día y así, te pierdes… tú día a día, que es único y solo tuyo.
 No hay nada más genial que tomar conciencia de ti. No hay nada más cuerdo que darte cuenta, no eres nada de todo eso y lo eres todo. Deja que todo suceda, no te enfrentes, no fuerces, sólo observa, siente y mira de frente esos sentimientos. Con conciencia que nada se queda contigo, todo fluye, vuelve y se va.
 
¿Qué conseguirás con ello? Ser más libre dentro de ti, sin miedos. Así, en cada momento, serás tú, sin estar supeditado a esos pensamientos que te sujetan a  no ser. La frustración, la impotencia, la culpa ya no te afectarán, no sentirás que en tu vida solo hay problemas, porque sabes que solo son cosas que suceden ¿Sabes lo extraordinario que es eso?
 Vivir es sencillo si no te resistes, la vida no tiene nada personal contra ti y… ¿Sabes por qué? Porque tu eres vida… la vida.
Interioriza que eres lo que ocurre, por tanto, no hay lucha, solo analiza e intenta cambiar lo que te provoca “Mal rollo” y si no se puede… mira si el problema esta, en que tienes con ello algo que aprender. Trata de no luchar contra lo que ocurre en ese instante de tu vida, cógelo de la mano y déjate llevar.
No es fácil, tienes que estar dispuesto a librar la batalla más despiadada que puedas imaginar contra ti mismo pues, tendrás que tirar por tierra todos esos conceptos que tienes de ti y los demás, tendrás que dejar de clasificar, tendrás que dejar de pensar que eres así por lo que viviste… no, solo “Eres” en cada instante, sencillo.
 

Hace un tiempo escuché esta comparación y desde entonces, me gusta imaginar que somos como las briznas del césped, parecen frágiles, quebradizas… solo lo parecen, lo cierto es que son flexibles y se adaptan, dejándose llevar, sin resistirse a ninguna situación, solo permaneciendo agarradas a su ser. Aprende a decir: “Yo… soy” interiorízalo.
 

sábado, 17 de noviembre de 2012

Dar


Si haces todo desde el corazón,
con la atención y sin esperar nada...........
dar por dar...... tendrás muchos
momentos, en que la sorpresa
invadirá tu existencia,
no tendrás que sonreír,
la sonrisa se instalará en tu rostro
y sentirás cómo se esponja todo
tu ser, en una alegría eufórica,
que te mece al compás de una
inercia en donde todo fluye.
 

viernes, 12 de octubre de 2012

Con la memoria atrapada en confusiones


Siempre flotando en medio de la nada y aún así… atrapados en nuestros pensamientos nuestras ideas, las de los demás.

¿Por qué es tan difícil tomar conciencia de nuestro haber?

Sí, tenemos un haber con nosotros y siempre nos acompaña, esta en nosotros. Nacemos ya con ese haber, entonces… ¿Qué pasa con nosotros cuando vamos creciendo?

Interpretamos todo bajo nuestra experiencia ¿Y qué es la experiencia? Algo que nos pasó en el pasado. Algo que nos ayuda… tal vez a movernos por el mundo y, a su vez… nos atrapa.

En nuestra mente, todo existe pero nos empeñamos en dudarlo llamándolo sueños. Y tu dirás… ¡Qué fácil lo ves! No, no es fácil ¿Acaso lo he dicho en algún momento?

Pero dime…: ¿No merece la pena intentarlo? Si con ello llegas a entenderlo… todo. Y como dice mi buen amigo Maikeru Tenshi acabas sintiéndote: “Estúpidamente feliz”.

¡Rompe las cadenas que atrapan tus ideas negativas de ti!
 
 

Solo son ideas, solo… y tu las cambias.

jueves, 11 de octubre de 2012

jueves, 27 de septiembre de 2012

¿Qué hace el cerebro?
Lo que la mente le indica.


Qué hace la mente?
Lo que tú le ordenas.

domingo, 10 de junio de 2012

Es mejor



No planifiques tu vida, es mejor soñar despierto con el corazón, sin alejarte de ti mismo.

viernes, 9 de marzo de 2012

Es más fácil

Es más fácil
 Es más fácil no admitir que todo esta dentro de nosotros, para así poder culpar a las circunstancias, de nuestra infelicidad.
Lo difícil es asumir que tenemos en nuestras manos, el conseguir ser feliz, a pesar de las circunstancias.



sábado, 18 de febrero de 2012

Actitud

Actos
Seremos capaces de hacer, todo lo que creamos ser capaces de hacer. En la actitud está la clave, la llave.


miércoles, 18 de enero de 2012

Entre sueños... despertares

Entre sueños… despertares
Si miras hacia fuera… sueñas. Si miras hacia dentro… despiertas.
¿Cómo poder vivir, sin soñar? Aunque si sueñas en exceso, terminas viendo una realidad que no es, motivo: miras demasiado hacia fuera.
También se me está ocurriendo… que si miras demasiado hacia dentro… terminas siendo –como diría mi hijo- muy místico.
Entonces ¿Cómo hacerlo? La primera vez que leí esta frase, me hice la pregunta. Ya que el soñar, imaginar qué queremos   nos pase, es algo innato en el ser humano. Ya que soñando  –creo- llegamos a saber lo que, de verdad nos gustaría disfrutar en la vida. Claro que esos sueños tienen que partir de nuestro interior.
Esa debe ser la diferencia. Tenemos que escuchar aquellos sueños que nacen de dentro, el primer impulso de nuestros deseos, nuestros sueños. No lo que imagina la mente que nos hará sentir bien. Un deseo que sale de nuestro pensamiento nos llevará a querer otro, una vez conseguido el anterior y así sucesivamente, no estando nunca a gusto, porque esos deseos serán o de algo material o de algún sentimiento caprichoso que no terminará de llenarnos. Volviendo a lo mismo de siempre, sentiremos frustración y nunca satisfechos.
Creo que hay que dejarse de dualidades –me explico- cualquiera que lee esa frase del principio, escogerá una de las partes, es decir: según su modo de ver la vida, creerá que lo mejor es estar siempre despierto o, por el contrario, que no hay que dejar de soñar.
Lo que tengo claro es que es peligroso dejar de soñar, quien deja de soñar pierde la ilusión de vivir.
Pero yo pregunto: ¿Se puede despertar sin estar antes… soñando? ¿Se puede soñar sin antes haber estado… despierto? Los extremos tienen que estar y existir, es tan sencillo como que tiene que estar el uno para que exista el otro y viceversa, no para que escojamos. Hay  que tener conciencia de ello, para buscar el equilibrio que te permita vivir despierto… tus sueños.
Por tanto, es importante vivir el aquí y ahora como un niño. Sentir sin analizar. Escuchar aquellos sueños que surgen espontáneos para saber qué te hará feliz. La dualidad no existe si vives todo desde el instinto. Sin aferrarte a nada y desde el instinto: vivir entre sueños… despertares.

jueves, 5 de enero de 2012

Conclusión

Nuestro equilibrio

El equilibrio lo encuentras, cuando aprendes a no interferir en él.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Qué mejor día que hoy para compartir algo

Dime una cosa
Cuando mejor me concentro en mi misma, es entretenida en mi día. En esto andaba, cuando me vino una idea de cómo intentar explicar el por qué en mi sentir de la vida. Esta inquietud por compartir algo, que a mí, me hace mucho bien.
Pienso, es más, siempre he creído que todas las sensaciones de amor, temor y emociones fuertes, fluyen desde cerca del ombligo. Porque a la altura del ombligo es donde tenemos nuestro centro energético. Desde donde nacemos, visto así… ¿Tiene algo de sentido?
A ver, cuando sentimos estar enamorados…:
 ¿Qué decimos que tenemos en el estómago?
Mariposas ¿No?
Y cuando percibimos un peligro…:
¿Qué sientes, antes incluso, de que tu corazón se acelere?
Aquello que decimos: “Y se me encogió el estómago”… ¿No?
Vale, mi explicación a esto (Que no sé si es la correcta y estará bien planteada, solo puedo decir que así lo vivo yo) lo que siempre he creído es que ahí –cerca del ombligo- es donde reside nuestro ser interior, instinto, intuición, etc. Cualquiera de estas palabras es válida. “Mi Pepito Grillo” lo llamo yo, porque desde ahí fluye toda nuestra energía.
Por tanto, esto nos lleva a pensar que algo de cierto hay en que tenemos un yo interior, que no dejamos crecer, porque esta nuestro yo exterior –“Yo de a diario” lo llamo-, reduciéndolo, para dominarnos con los miedos y las frustraciones, en todo momento.
¿Cuántas veces te has cortado de decir o hacer algo por miedo?
Sí, aquello de estar a gusto en una conversación (Por ejemplo) y no decir algo gracioso por miedo a que se rían de ti o no entiendan la broma.
Aquello de que se te cae algo que llevas en las manos, o tropiezas y, te “cortas”, sientes vergüenza y miras para los lados en busca de que nadie se haya dado cuenta. Esto son temores que, tu yo exterior tiene clasificados así y te hace siempre reaccionar de esa manera, dime.
¿Qué piensas cuando es a otro al que le ocurre?
Cuando es que tropieza… puede que te rías o, le ayudes ¿Y no es normal?
Lo es, es algo natural, las dos reacciones lo son. Todos nos tropezamos alguna vez (o incluso nos caemos) y siempre habrá el que se ría y el que intente ayudarte. Todos sentimos ante ello…: vergüenza. Por tanto, reacciona con naturalidad, no disimules y sé el primero en reírte, porque ese será tu yo interior. Él es natural y espontaneo siempre, y así busca que seamos.
¿No te sentirías más libre si, en esas situaciones, desapareciera ese miedo al ridículo?
Cuando un niño está aprendiendo a andar… se cae. Reacción: si no se ha hecho daño, se levanta y sigue intentándolo, si se ha hecho daño… es otra historia. Pero no siente ridículo, para él, aún es algo normal. Su yo exterior todavía no ha tenido una experiencia para clasificarlo dentro de la casilla: “vergüenza, te sientes ridículo”. Por tanto, claro que nos sentiríamos más libres sin esos temores.
Es decir, es la razón para que nuestro yo exterior nos haga sentir miedo y tenernos sujetos por nuestras experiencias pasadas que, en definitiva es eso: Pasadas. Ahora… es el: Aquí y ahora. Reírte… es tu primera reacción, cuando te ocurre algo de esto -aunque lo niegues… lo sabes- Ríete, sin mirar a los lados y veras como cuando mires no habrá a tu alrededor risas escondidas, te miraran sonriendo y, hasta puede que haciendo algún comentario de ánimo y, si no es así… ¿Qué importancia tiene? No te frustres, tú has conseguido no sentirte mal… ¡En ese instante! qué más da lo que piensen a tu alrededor. Lo que piensas tu, es lo que te hace libre o esclavo de ti mismo. A todos nos ocurren cosas “ridículas” alguna vez. Es algo normal, por tanto: naturalidad.
Bueno, me he extendido un poco en la explicación del ejemplo y no sé si he conseguido hacerme entender a dónde voy. Es complicado explicar sensaciones.
¿Cuántas veces te has dicho: “No si la primera intención… es la que vale”?
La primera intención fluye de una sensación, que desechamos cuando la filtramos a través de los pensamientos. Elegimos o reaccionamos sobre la experiencia pasada, en vez de fiarnos de…: esa primera impresión o reacción. Es decir, escuchamos y obedecemos a nuestro “Yo exterior” que por tener todo identificado y encasillado por lo vivido… nos guía con la intención de no sentir sufrimiento.
¿Qué ocurriría si hicieras caso a tu instinto?
Pues que cada vez se haría más fuerte, más seguro, más natural, más espontáneo y más sabio… ¡libre!.
¿Tú crees? Puedes dudar
Sí, respondo. Si preguntas esto, es porque has pensado en algún miedo o temor a algo. Dime:
¿Te estás sintiendo libre con dicho pensamiento? O por el contrario ¿No es una respuesta, por una experiencia pasada, que te hace ser esclavo de ti mismo? Tú eliges cómo quieres sentirte en cada instante vivido.
Sí, es complicado y muy difícil de conseguir pero merece la pena, te lo aseguro.
Solo puedo decir que desde que escucho y hago más caso a mi “Pepito Grillo” me siento más libre dentro de mí. Hago caso a esa primera sensación y paso de lo que piensen a mí alrededor. Soy así, ahora sí, es mi yo el que habla, se mueve, reacciona en la gran mayoría de mis instantes vividos. Y pienso que a quien le parezca bien… guay y, a quien no le guste como soy… pues que siga su camino. Eso estoy haciendo yo.
No daño a nadie, recuerda que todas las sensaciones (No reacciones) sensaciones fuertes fluyen del mismo sitio, por tanto, si actúas así… siempre sabrás qué hacer o decir para no herir a tu alrededor a nadie. Si te mueve algún sentimiento para hacer daño a alguien… será un “senti-mente” es decir ”Tu yo exterior” que por frustración, miedo a sufrir… reacciona.
No me daño yo –al contrario me siento feliz mucho más a menudo que antes- porque soy más libre y, siempre intento reaccionar con naturalidad ente cualquier situación. Por tanto… ¿No merece la pena intentarlo?
Si partimos de la base que nuestro ego no somos nosotros. Nuestro ego o “Yo de a diario” es ese ser exterior que necesitamos y es útil para movernos en nuestra sociedad y, a la vez, admitimos, escuchamos y hacemos caso a esa vocecita que nos habla al oído, para comportarnos con naturalidad, espontaneidad y ser sinceros con nuestro entorno… conseguiremos un equilibrio y una paz interior que nos hará más libres y más felices, sin más. Porque no nos influirá tanto lo que ocurre a nuestro alrededor.

martes, 20 de diciembre de 2011

Qué mejor compañía

Qué mejor compañía
Sí ¿Qué mejor compañía que la de uno mismo? Si te acostumbraras a tu presencia interior, si hicieras un esfuerzo por buscar un punto de encuentro con tu “Pepito Grillo” disfrutarías de una tranquila y silenciosa soledad que te reconstruiría. Que, poco a poco aprendería a escuchar lo importante de tu interior y, lo mejor, a identificarlo cuando hace acto de presencia.
Pero ¿Qué pasa? Pues que actualmente una persona solitaria es sinónimo de antisocial, rara o de mal carácter ¡Qué gran equivocación!
Nos empeñamos en rodearnos de gente “Amigos” con una sola intención: No sentirnos solos. Nos empeñamos en buscar diversión fuera, cuando nuestra imaginación, ganas de reír y ser feliz, son nuestras mejores armas para divertirnos. Porque, dime: Cuando piensas en salir una tarde o una noche ¿Para qué lo haces? Para sentirte bien, divertirte, es decir: reír, ser feliz. Por tanto, las ganas de reír, ser feliz… ¡Ya las tienes dentro! No es necesario que cada vez que desees esto, tenga que ser buscándolo en el exterior. No pierdes nada con probar a pasártelo bien, de vez en cuando, solo contigo.
Es muy distinto, claro que sí, no dije lo contrario. No tiene nada que ver, es estar contigo, en silencio y escucharte –te aseguro que terminas disfrutando de ello y disfrutando más aquellos momento en los que sales a buscar la diversión fuera ¿Cómo puedes disfrutar la compañía plenamente, si no has disfrutado de sentirte solo?-. Como decía, es estar en silencio y escucharte aunque no a tu “Yo de a diario”, no estás con nadie, no tienes que comportarte o ser de una manera, por ser lo correcto en ese instante de socialización, no. Por eso es tan genial. Puedes ser tú mismo. Puedes cantar a los cuatro vientos la letra de aquella canción, que solo lo haces en tu mente cuando no estás solo y bailar como te dé la gana o, sacarte un moco, nadie te ve (Son ejemplos para intentar explicar de qué se trata eso de ser uno mismo) Es aquello de que, no te dé miedo llegar a conocerte más a fondo, ya que… no te estás mostrando ante nadie, únicamente ante ti.
Escucha más allá de tu frente, escucha los pensamientos de esa intuición que tienes aletargada, porque no hay tiempo en tu ajetreada vida para prestarle un segundo de atención y ella, si la dejas explicarse… te hará sentir cada vez… mejor y, lo más, te equivocarás menos en tus elecciones si aprendes a tenerla en cuenta y le das unos minutos para hacerse entender por encima del charloteo de tu “Yo de a diario”.
Escucha tus sentimientos pero no tus senti-mentes. Una cosa es lo que percibes, que te lleva a sentirte bien o mal y otra los senti-mentes que tu lado pensante, a catalogado y clasificado para tenerte sujeto con los miedos y las frustraciones  –que es lo que te lleva a no querer estar solo para no “escucharte”-  profundiza, sintetiza y hallarás el modo de poder vencer tus miedos y tus frustraciones que no te dejan estar en paz y eres esclavo de ellos.
Analiza esos sentimientos para sintetizarlos en, un único fin: que te sean útiles para disfrutar de estar vivo, independientemente de si estas solo o acompañado. Sentirte libre.
¿Qué siento? ¿Qué puedo hacer para sentirme mejor? ¿Me importa tanto lo que me dicen? ¿Por qué? ¿Me ayuda, lo que me dicen o hacen, para estar feliz? ¿Cómo? ¿Para qué lo quiero cerca si no me hace feliz, si me tengo que comportar de una determinada manera para hacerlo sentir bien?
Estas son algunas de las preguntas que te puedes hacer para empezar a aprender a sintetizar lo que sientes y poder acallar miedos y frustraciones. Dará resultado si lo piensas desde tus sentimientos y no desde tu senti-mente, por tanto, no escuches, aparta los miedos y las frustraciones cuando te respondas. Escucha tu intuición, ella te dirá tu realidad interior. Esas primeras palabras que brotan son las que valen, quédate con ellas no las filtres con tu lado pensante. Agárralas según brotan y empieza a sintetizarlo todo desde ahí.