martes, 13 de diciembre de 2011

El tiempo

Tiempo
Aunque he aprendido que el tiempo no importa. Que el tiempo lo construyes tú, momento a momento.
Aunque sé que pensar en cómo hacerles llegar a mis hijos lo que ahora ocurre en mí, es aferrarme… no sé cómo evitar pensarlo. Y cierto es, que podría encontrar la manera de hacerles llegar lo que he aprendido, si me dejara de condicionar por el tiempo, pero… cómo evitarlo.
Sí, porque ellos crecen muy deprisa, marcados por las vivencias que han colocado en cajas dentro de su cerebro y, condicionados por ello, se dejan guiar por el yo de a diario, no escuchan del todo a ese yo que veo en ellos y que es tan puro y rico, ávido por cambiar, espontaneo y creativo.
Pienso “vale, con el camino que has andado, has llegado a unas conclusiones de lo importante de vivir… deja que ellos hagan lo mismo y lleguen a sus propias conclusiones”. Cierto, ha de ser así, es la única manera de encontrar… hay que perderse para encontrar. Aunque, la idea de que sufran más de lo que ya han sufrido… me inquieta y desconcierta, no puedo evitar querer mostrarles el modo de discernir lo importante de sus experiencias diarias, para avanzar con más seguridad hacia esa paz interior que todos ansiamos y que muchos perdemos en la búsqueda   -Por buscarla, paradoja-, por aferrarnos a lo físico y olvidarnos o, no escuchar a nuestro “Pepito Grillo”.
Y aunque sé que el modo de llegar a ciertas conclusiones solo lo da el sufrimiento… …Sí, lo sé voy por mal camino, no debo aferrarme a esta idea, he de hacer lo que hasta ahora, dejarles, que se equivoquen, que busquen, que prueben y se vuelvan a equivocar, acierten y así vayan haciéndose. Aprovechando los momentos receptivos… para intentar llegar a ellos.
¿La razón de querer parar el tiempo para encontrar cómo hacerles ver y, una vez conseguido, ponerlo en marcha de nuevo?
Ellos evitaron que, en ese momento tan difícil de mi vida, perdiera el norte del todo y solo porque existían ¡Solo! El haber visto con tanta claridad que si he llegado a donde estoy ahora, es por estar ellos ahí… es lo que me hace pensar así.
Es lo que me mueve a querer darles algo a cambio, algo que creo es muy preciado y de gran valor personal, ya que, ese “algo”, es lo que me tiene aquí y ahora a gusto, viviendo mi día a día feliz. Consciente de que, terminaré mi camino... cuando termine, sin más y sabiendo ¿qué? buscaba, para seguir buscando. Sin aferrarme a desear que ocurra lo que busco ¿Tiene sentido? para mí, ahora... Sí.

Aunque no encuentro cómo hacer llegar esto a los que quiero, ahí está la raíz del problema que me tiene aquí escribiendo ¿Cómo hacer entender?: que a donde he llegado es a buscar para seguir buscando sin desear, querer nada concreto pero libre y accesible a lo que encuentre.
Tal vez, o… ciertamente, lo que debo hacer es seguir expectante, lúcida y a mano de ellos, hasta que se concluya mi labor con… ellos.
Concluir… bonita palabra ¿A qué te lleva una conclusión?