domingo, 13 de octubre de 2013

Transformando ideas


 
 
Iniciaré este pequeño cambio, remontándome a casi tres años atrás, cuando comencé ha interesarme por el Budismo Zen. Y como ya he dicho en muchas ocasiones, no hablaré aquí, de Budismo Zen, tan solo contaré mi experiencia. Aunque puedo recomendar blog que hablan sobre ello y, en concreto, el de mi amigo, muy fácil de entender y leer, llamado. “El Manuscrito Zen” o a través de la lista de blog que sigo.

Tampoco  entraré en detalles de cómo mis ideas fueron transformándose, entre otras cosas porque tendría que contar, porqué y cómo pensaba antes y… sería un tanto aburrido.
Apuntar que cuando decidí tomar este camino (utilizo el nombre de camino, por buscar un modo para denominarlo) no imaginaba que fuera a ser tan desconcertante e incierto. Muchas ocasiones hubo en que casi desistí; el motivo, lo complicado de entender términos con explicaciones, con las que creía que ya empezaba a captar el sentido, pero siempre terminaban escapándoseme. Aunque a la vez, necesitaba seguir porque tenía la sensación de estar encontrándome con algo muy conocido y cercano, afín.

Me topaba con ideas que me costaba darles forma, me inquietaban y llegaban a “descolocarme”. Igual que otras, me hacían sentir alegría y satisfacción pues era como: -“¡Lo sabía!”-.

Una de las primeras conclusiones a las que llegué, fue que no importa lo que sienta o piense, incluso lo que suceda –bueno o menos bueno- lo importante, es tomar conciencia de cada suceso, darme cuenta de todo lo que ocurre a mí alrededor y en mi interior. Algo que no me cuesta nada hacer, pues siempre he sido muy analítica con mis sentimientos, acciones, posturas, reacciones. Las analizo para encontrar el cómo y el porqué  de mis sentimientos. Solo que he hecho cambios en las ideas que surgen después de sacar conclusiones. Estaba bien analizar y así intentar sacar los motivos subyacentes a cualquier reacción o comportamiento, esto me ayudaba a ser algo más tolerante, a “conocerme mejor” pero faltaba compasión, era poco comprensiva conmigo misma, me castigaba mentalmente.

Es decir, lo que descubrí es que lo importante es la atención,  no los acontecimientos en sí, ellos van y vienen cambiantes. La atención plena, el darme cuenta de cada instante vivido, es lo que me acerca a estar más en el aquí y ahora. Igual que los sentimientos, también van y vienen, con su origen en nuestra mente, nuestras ideas; lo que me hace ser compasiva también conmigo.

 Hay una idea que he ido afianzando, a la vez que este blog crecía: No dar tanta importancia a los acontecimientos de mi pasado y tampoco perder tanta energía en pensar qué va a ser de mí, solo cuento con el aquí y ahora. Aquello que ocurrió… sucedió en un momento de mi pasado y bajo unas circunstancias; por tanto, solo es útil como información, no como patrón para siguientes situaciones, porque serán otras circunstancias, otro momento. En cuanto a lo que será de mi ¡qué importa! Si parto de la base que solo tengo el aquí y ahora. Cierto que es bueno preveer pero, tan solo… para moverte con un poco de seguridad por nuestro mundo, nuestra sociedad.

Esto y más, que seguiré contando, he aprendido, aunque es más acertado decir que he ido descubriendo, porque una parte de mi, sabía –todos lo sabemos- es una sensación como de estar sacando a la superficie de la mente lo que ya estaba ahí aunque como olvidado, oculto, apartado. Cosa que me provocaba, entusiasmo y ganas de seguir descubriendo por duro que sea en ocasiones.

Ahora sé que solo tenía que escucharme y dejar que se fuera instalando en mi conciencia, aunque a veces… me turbe o “descoloque” lo que descubra, y sé que habrá más y seguirá “Poniéndose patas arriba mi mundo” para después… estar donde tiene que ser.

Hay aún algo más importante, todo es como quieres que sea y el Budismo Zen puedes tomarlo como una religión o como yo lo veo, un modo de ver y vivir la vida para estar en este mundo creciendo y superándote, dejando de buscar fuera lo que ya esta en nosotros. Sin aferrarme a ello como si fuera a salvarme, nadie puede salvarme sino yo misma.

2 comentarios:

  1. Maravillosa entrada, amiga mia. Pero aún debes descubrir que no hay forma de salvarse, por que "tu misma" no es nada. Así que no hay nada que salvar, jejejeje. Te abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Nos salvamos de esa mente nuestra porque descubriéndonos... damos la importancia justa a todo, aceptamos y la frustración... no nos daña. Por eso nos salvamos. Jeje rizando el rizo siempre. beso

    ResponderEliminar