martes, 29 de octubre de 2013

Y fin


En dos entradas anteriores decidí continuar escribiendo en este blog, porque pensaba que no estaba todo dicho. También expresaba que no tenía ni idea qué iba a suceder … ahora lo sé. Creo que ya, con la anterior entrada: “¿Qué es el Zen?” esta el ciclo cerrado. Siento que debo seguir pero de forma distinta, que aquí ya he acabado, es otro momento y es otro mi momento, he de soltar.


 
Por tanto, pongo fin en este blog, no volveré a escribir en él, y lo hago con algo de melancolía, pues me ha acompañado durante dos años, que no dos años cualquiera, ha habido momentos muy difíciles, igual que de entusiasmo. Dos años en los que he ido transformando mis ideas, a la vez que este blog crecía en entradas. Él me ha sido útil para lo que fue creado: afianzar mi sentir, mi vivir, el darme cuenta de mucho y de todo. Aunque no siento solo algo de melancolía, a la vez tengo la sensación de estar dejando atrás algo que ya no tenía porqué llevar conmigo –así como cuando llevas una carga y sientes alivio cuando la dejas- también siento descanso, deseo de soltar y el saber, de antemano, que es lo que… en este momento he de hacer.
 No estaba equivocada cuando pensaba que no había apego a este blog, no. Pero sí, a la idea de lo que he ido superando en estos dos años, que me provoca satisfacción, contento, aunque… a la vez, me hace pensar en todo lo que he ido dejando en ese camino. Por ello y a modo simbólico dejo este blog, así como todas esas ideas que pertenecen a mi pasado, ideas que ya no son útiles, no tienen sentido de existir,  practicando el desapego.
Porque todo son ideas, que van y vienen, cambiantes según el momento y según lo que vas experimentando. Ese es el motivo: lo que voy experimentando me lleva a darme cuenta de mi apego a lo conseguido, ese sentimiento de satisfacción y calma que he de soltar. Como idea que es, he de dejarla ir.

 Sé que seguramente, esta acción me llevará a otros retos a otros momentos en los que pondré, de nuevo… mi mundo, mi interior, “Patas arriba” pero también sé que ese es el camino y, lo más importante: Es el camino que quiero seguir. Aunque lo cómodo sea quedarse en este momento… todo cambia, estamos en continuo cambio es antinatural aferrarse a algo por el hecho de un bienestar que por aferrarlo, terminaría convirtiéndose en ficticio, siendo prisionera de una idea del pasado.

 Por supuesto que no dejaré de escribir, aunque quisiera no podría, para mí escribir es más una necesidad con la cual disfruto, además de ayudarme.  Por ello, ya estoy trabajando en otro blog, con el cual abriré un nuevo ciclo. En donde iré contando mi experiencia, cómo fui descubriéndome.  He de decir con ilusión que ya tiene hasta nombre: “Zen para vivir” en donde terminaré hablando de todo menos de Budismo Zen.

 No recuerdo ningún momento en que me haya costado tanto expresar algo escribiendo, como con esta entrada. Quería que ese fin, ese soltar simbólico tuviera su punto de importancia, el que creo merece este blog. A la vez que, una vez más, afianzar mi sentir, en lo que ahora creo, como siento la vida. Creo que lo he conseguido, aquí queda reflejado mucho de lo que he ido transformando y descubriendo en mi mente a través del Zen.
 
Solo decir que no dejo este blog con tristeza y sí con ilusión, determinación de saber que he de dejar ir. Sabiendo, ahora, que todo llega cuando es el momento y por la misma razón… se va cuando es su momento. Creo que ese es el camino, no lucho contra lo que pienso, ya no lucho contra lo que pueda ocurrir en mi entorno o a los míos. Observo, acepto y así sé lo que he de hacer o no hacer. Es decir, la atención plena para no dejarme dominar por mis sentimientos y saber lo que siento.
 
 
 
 

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