En dos entradas anteriores decidí continuar
escribiendo en este blog, porque pensaba que no estaba todo dicho. También expresaba
que no tenía ni idea qué iba a suceder … ahora lo sé. Creo que ya, con la
anterior entrada: “¿Qué es el Zen?” esta el ciclo cerrado. Siento que debo
seguir pero de forma distinta, que aquí ya he acabado, es otro momento y es
otro mi momento, he de soltar.
Por tanto, pongo fin en este blog, no volveré a
escribir en él, y lo hago con algo de melancolía, pues me ha acompañado durante
dos años, que no dos años cualquiera, ha habido momentos muy difíciles, igual
que de entusiasmo. Dos años en los que he ido transformando mis ideas, a la vez
que este blog crecía en entradas. Él me ha sido útil para lo que fue creado:
afianzar mi sentir, mi vivir, el darme cuenta de mucho y de todo. Aunque no
siento solo algo de melancolía, a la vez tengo la sensación de estar dejando
atrás algo que ya no tenía porqué llevar conmigo –así como cuando llevas una carga
y sientes alivio cuando la dejas- también siento descanso, deseo de soltar y el
saber, de antemano, que es lo que… en este momento he de hacer.
Porque todo son ideas, que van y vienen,
cambiantes según el momento y según lo que vas experimentando. Ese es el
motivo: lo que voy experimentando me lleva a darme cuenta de mi apego a lo
conseguido, ese sentimiento de satisfacción y calma que he de soltar. Como idea
que es, he de dejarla ir.
Solo decir que no dejo este blog con tristeza y sí
con ilusión, determinación de saber que he de dejar ir. Sabiendo, ahora, que
todo llega cuando es el momento y por la misma razón… se va cuando es su
momento. Creo que ese es el camino, no lucho contra lo que pienso, ya no lucho
contra lo que pueda ocurrir en mi entorno o a los míos. Observo, acepto y así
sé lo que he de hacer o no hacer. Es decir, la atención plena para no dejarme
dominar por mis sentimientos y saber lo que siento.
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